Detrás de las ITS hay un juego dañino de representaciones sociales y culturales asociadas a la “putería” y la “promiscuidad”.
John Hincapié
Psicólogo y colaborador en Calma.
¿Por qué tanto pánico moral? ¿Por qué tanta culpa? ¿Por qué tanta vergüenza? Los genitales tienen una carga simbólica infestada de un tabú prohibido, cuando estos enferman se vuelven intocables y vergonzosos, pero este asunto no solo se relaciona con la vergüenza que implica exponer nuestros genitales enfermos, sino que detrás de el VIH y las ITS hay todo un juego de representaciones sociales y culturales asociadas a la “putería” y la “promiscuidad”.
Creo que la heterosexualidad no sufre de estas penas y si pasa es algo accidental y esporádico, pero para nosotros los putos es el karma que nos persigue desde niñxs, cuando nos empezamos a dar cuenta que deseábamos algo diferente a lo “normal”. El discurso cultural encarnado en la familia y las instituciones nos enseñó que el sida era una enfermedad de jotos, ahí empezó el trauma cultural que nos legó el VIH, ahí surgió la obsesión con el tema, obsesión que a muchos no nos ha dejado dormir cada vez que cogemos y pensamos que nos pegaron “el bicho”, entonces viene el ritual compulsivo de querer hacernos urgentemente la prueba, de despertar a altas horas de la noche para buscar en internet cómo se transmite el VIH, de preguntarle compulsivamente a cuanto médico conocemos si con nuestras prácticas sexuales pudimos haber adquirido el VIH. Esta sombra nos persigue obsesivamente días y noches hasta que podemos hacernos la prueba y salimos “limpios”, entonces nos podemos ir al antro a celebrar con nuestros amigxs, porque otra vez volvimos a nacer; este círculo compulsivo y neurótico nos persigue toda la vida sin piedad, necesitamos saber que estamos “limpios” para poder estar tranquilos como si vivir con VIH o las ITS fuera una suciedad.
Tan permeados estamos por el discurso de la culpa, que pensamos que si enfermamos de esto estamos impuros, como si unas enfermedades fueran más dignas y más decentes que las otras ¿Qué hacer frente a este embrollo psicológico tan desfavorable? Y digo psicológico porque una ITS se cura con tratamiento si se detecta a tiempo y el VIH tiene un pronóstico médico muy favorable si se está en tratamiento ¿Pero cómo nos liberamos del estigma? ¿Cómo nos liberamos de esa narrativa de culpa y vergüenza? ¿Cuándo vamos a dejar de asociar el VIH y las ITS con suciedad?
Aún no nos liberamos del discurso dominante de la heteronormatividad que normaliza la sexualidad; lo normal es sinónimo de lo sano, lo diferente es implantación perversa y desviación, por eso es patológico y a pesar de que jurídicamente nuestras prácticas sexuales han sido reconocidas como diversas, para la cultura dominante aún hay un infesto de homofobia interiorizada que asocia todas nuestras prácticas con la enfermedad, con la culpa y con la vergüenza; claro que esta no es la realidad de muchos gays que ya se han liberado de ese yugo y han convertido sus prácticas sexuales en banderas contestatarias de la libertad sexual, sin embargo muchos más aún naufragan en el océano profundo de esta calamidad colectiva.
Tenemos que aprender a deconstruir la metanarrativa de culpa sexual que nos ha definido desde afuera, nuestra sexualidad no puede estar normalizada por las instituciones, nuestro deseo no puede seguir alienado por el discurso del otro. Cuando nos apropiamos de nuestra propia narrativa del deseo nos des-identificamos del estigma y la culpa y aprendemos a empoderarnos de nuestra sexualidad, a vivir con libertad nuestra sexualidad, sin miedo y sanamos el trauma cultural que nos ha dejado el discurso cultural que ha girado en torno al VIH y las otras ITS.
Puedes contactar a John en su cuenta de IG @john_psicologo
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